Estrategias para evitar castigos y fomentar conductas positivas en casa y en el aula

  • Premios, castigos y consecuencias.
  • Evaluar ambiente de miedo vs. ambiente de amor.
  • Importancia de destacar lo positivo.
  • Premiar y reconocer acciones positivas.

Entendiendo el Equilibrio: Premios, castigos y consecuencias en la crianza infantil

Enfrentar el desafío de criar a los hijos no es una tarea sencilla. Muchas veces nos preguntamos: ¿Qué debo utilizar? ¿Premios, castigos o consecuencias? La manera en que abordamos la conducta de nuestros hijos puede tener un impacto significativo en su desarrollo y en la dinámica familiar. Este artículo proporciona una perspectiva basada en una reflexión que Yolanda Vallet, en su video “Premios, castigos o consecuencias en la crianza”, nos invita a realizar.

Yolanda Vallet abre la discusión invitándonos a reflexionar sobre nuestra propia infancia y cómo nuestras experiencias moldean nuestra manera de educar a nuestros hijos. Es importante considerar si la forma en que fuimos criados nos hizo sentir bien o, por el contrario, nos generó sentimientos de injusticia o miedo. Esta introspección es crucial porque, muchas veces, replicamos patrones sin siquiera darnos cuenta de su impacto.

El primer punto que se aborda es el entorno que queremos crear para nuestros hijos. Yolanda nos hace cuestionar si preferimos un ambiente basado en el miedo o uno fundamentado en el amor y la comprensión. Los castigos, tal como se discuten en el video, están frecuentemente asociados a un ambiente de miedo. No solo nos hace preguntarnos su efectividad, sino también si realmente es la mejor metodología para lograr un comportamiento deseado.

Problemas de los castigos

Vallet destaca que el castigo, muchas veces, no va relacionado con la falta cometida. Un ejemplo claro es castigar a un niño sin su tablet por no tender la cama; esta acción no guarda una relación lógica con la falta. Además, castigar en momentos de mal humor puede resultar en medidas desproporcionadas y emocionales, afectando negativamente la relación entre padres e hijos.

Entonces, si el castigo no es el método más indicado, ¿qué alternativas tenemos? Aquí es donde entran las consecuencias. A diferencia del castigo, una consecuencia es un resultado natural de una acción, y se debe establecer de manera anticipada y clara. Por ejemplo, si un niño no tiende su cama, la consecuencia lógica podría ser que no tenga tiempo para jugar hasta que cumpla con la tarea. Este método enseña responsabilidad y permite que el niño entienda que sus acciones tienen resultados directos y predecibles.

Uso de premios en la crianza

Es importante también mencionar el uso de premios en la crianza. Vallet señala que los seres humanos, en general, buscan motivación externa, y esto es más relevante en niños con Trastorno por Déficit de Atención (TDA), quienes pueden carecer de motivación interna. Sin embargo, no todos los premios tienen que ser materiales o económicos. Un simple reconocimiento verbal puede actuar como un poderoso estímulo. De hecho, elogios como “muy bien, campeón” o “lo hiciste muy bien” fortalecen la autoestima del niño y le motivan a repetir comportamientos adecuados.

Evitar la dependencia de premios materiales grandes

Es fundamental entender que el objetivo final no es condicionar a nuestros hijos a esperar siempre una recompensa material, sino enseñarles que sus comportamientos positivos serán reconocidos y valorados. Esto no solo mejora su conducta, sino también la relación entre padres e hijos, ya que se crea un ambiente de respeto y reconocimiento.

” Todo en la vida tiene una consecuencia, y eso es lo importante de enseñárselo a nuestros hijos o a nuestros alumnos. Todo lo que tú hagas tiene que tener una consecuencia”

Yolanda Vallet

Psicoterapeuta Gestalt y Certificada en TDAH

En resumen, Yolanda Vallet nos invita a replantearnos nuestras estrategias de crianza y a utilizar las consecuencias en lugar de los castigos. Además, nos motiva a reconocer y premiar los buenos comportamientos de nuestros hijos de manera adecuada. Crear un ambiente de amor, comprensión y respeto no solo favorecerá el desarrollo positivo de los niños, sino también fortalecerá los lazos familiares. Al final del día, la crianza basada en la comprensión y el reconocimiento es aquella que formará adultos seguros y responsables.

Siguiendo estas directrices, podemos aspirar a una crianza más efectiva y armoniosa, donde los niños se sientan valorados y aprendan a responsabilizarse de sus acciones. Crear este equilibrio es esencial para el bienestar tanto de los padres como de los hijos, y nos permitirá construir relaciones más saludables y felices en el hogar.

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